Cómo ser un gran CIO (V): Sé como Paul

Paul Schlieben and me in Peterboro Diner

Hace unos pocos días, se mató mi amigo Paul Schlieben. Paul estaba volando solo con su Cessna 182 a poco más de 100 km de su casa en Peterborough. Algo iba mal: avisó a la torre de control que iba a intentar un aterrizaje de emergencia, pero el pequeño aparato se precipitó a tierra junto a la pista del pequeño aeropuerto.

Paul era programador por profesión, empresario por casualidad (como yo) y piloto por vocación. Y además era un gran tipo, generoso, filántropo. Lo querían todos a Paul. Al dejar su empresa, creó un programa caritativo que permitía a los estudiantes obtener su brevet de piloto intercambiando horas de vuelo por servicios comunitarios. Y como miembro de Angel Flight, llevaba gente por todo Estados Unidos en su avión, gratis.

Era difícil estar con Paul sin que sonriera. Era una sonrisa que venía de adentro, porque era un hombre feliz. No hay mejor jefe que un hombre feliz. Entrabas a su empresa y lo sentías, porque todo el mundo sonreía también. Un inmenso perro se paseaba por ahí. Se trabajaba fuerte, pero a gusto.

Cuando nos hicimos socios, Paul me hizo ir a visitar Peterborough, y convencer a su equipo de que ser distribuidores de Tango/04 era una buena idea. Paul ya lo sabía, pero no quería imponerlo a la fuerza: un buen líder es un creador de consensos.

Su ideal era conseguir crear un ambiente divertido, donde la gente pudiera crecer y ganar dinero. La base del éxito era el trabajo en equipo, y por eso todos eran importantes en Softlanding.

Un líder es un creador de equipos. Un líder es un creador de ambientes sanos. Dije que un jefe feliz es el mejor jefe; el peor jefe es un resentido, un jefe tóxico. Paul tenía problemas como los tengo yo y los tenés vos, pero la sonrisa no se le borraba. ¿Cuánto motiva una simple sonrisa, una palmada en el hombro, una felicitación inesperada? ¿Y cuántas veces los que gestionan equipos se olvidan de algo tan simple, tan eficaz y tan barato?

Lo vi en junio del año pasado, en su pueblito de New Hampshire, por última vez. Nunca sabemos cuándo es la última vez. Prometimos volver a vernos, pero Borges bien decía que sólo los dioses pueden prometer.

Descansá en paz, Paul, gracias por la luz de tu sonrisa.

2 comentarios en “Cómo ser un gran CIO (V): Sé como Paul

  1. No tuve la suerte de conocer a Paúl y por lo que cuentas me he perdido una gran persona, descanse en paz.
    Pero no puedo por menos que estar de acuerdo con lo escrito, un jefe amargado, amarga todo lo que tiene alrededor y empobrece al equipo.
    No hay nada más barato que una sonrisa, una palabra amable y parece que es lo que mas cuesta en el mundo.
    Y por ultimo más ganas convenciendo que venciendo.
    Hasta la próxima.

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