En enero de 1986, los técnicos del proyecto Space Shuttle sabían que uno de los componentes críticos del transbordador Challenger iba a fallar. Una junta de los cohetes motores no era confiable si hacía frío. Y las temperaturas pronosticadas para el lanzamiento, que ya se había aplazado varias veces, eran bajo cero. El problema era que tenían solamente once horas para convencer al comando de la NASA de cancelar el despegue.
Lamentablemente utilizaron la figura siguiente como soporte visual de su explicación. Y el despegue no se canceló, resultando en una de las mayores tragedias de la historia espacial, con la destrucción de la nave a los 73 segundos del despegue, el deceso de sus ocupantes, y la paralización del proyecto por más de dos años.
¿Cuál es el problema de la figura? Básicamente que no hace evidente la relación entre la temperatura y la posibilidad de fallo de la junta.
El diagrama siguiente es revelador. Arriba, en rojo, se ven las juntas dañadas, y abajo, en verde, las que funcionaron. Se ve claramente que a medida que la temperatura sube (hacia la derecha) el porcentaje de fallos de la junta es bajo o nulo, mientras que a medida que desciende (hacia la izquierda) ese porcentaje aumenta abruptamente.
Ahora salta a la vista que no hubo ningún problema por encima de los 75º F (24º C) y que, en cambio, por debajo de 63º F (17º C) fallaron casi todas. Peor aún, la temperatura esperada para el despegue era de 29º F (-1º C), con hielo por todas partes.
¿Qué hace el Challenger en este blog? Bueno, básicamente, lo que vemos es un problema de Visibilidad: al no tenerla, tomar la decisión correcta es mucho más difícil. Al contar con la correlación visual, el problema se vuelve obvio.
En el pasado Monitoring Symposium en Temaikén utilicé este ejemplo (tomado de la tesis doctoral de mi amigo Rogelio Adobbati; gracias, Roge) al presentar nuestro concepto de Monitorización Holística.
Nuestra percepción visual es poderosa: al visualizar conjuntamente resultados de negocio y actividad (KPIs), experiencia de usuarios, controles específicos e indicadores de riesgo (KRIs), y estado, disponibilidad e impacto de las aplicaciones y la infraestructura técnica, en un solo panel, y de forma adecuada, es mucho más fácil gobernar un servicio complejo desde el punto de vista correcto.
¿Y cuál es el punto de vista correcto? El del destinatario del servicio. Siempre.
Sin Visiblidad, no hay agilidad.
Un ejemplo más de la importancia de la Visibilidad sería la solución del problema de la semana pasada. Pero eso, malignamente, lo reservo para otro día.
Facilitar información de forma simple, elegante y potente es hacerlo «bello», es «arte». Además es una deferencia intelectual y un acto de generosidad extremo hacia el destinatario. Es complicadamente sencillo y un esfuerzo titánico, que no todo el mundo aprecia. En el mundo de las tecnologías también debe haber espacio para el arte y la creatividad humana aplicada. Sin embargo abunda el mal gusto, lo ordinario y lo arbitrariamente enrevesado, la ausencia de alma.
Totalmente de acuerdo. Para mí IT siempre requirió algo de arte (y por eso el nombre original de nuestra empresa es Tango/04).
Y sí, es complicado, porque muchos profesionales de IT están tan alejados del arte como de la medicina nuclear. Por eso un profesional que acuse formación en varios campos además de IT se destaca rápidamente (como exponía en «Menos ITIL y más Shakespeare: http://wp.me/p1F7fC-5h ).
Muchas gracias Carlos por tu comentario.