¿Cómo ser un gran CISO?

Estado

Después del Tango/04 Monitoring Symposium en Italia y en rapido tránsito por Buenos Aires, una pregunta: ¿Qué tiene que decir el creador de Dilbert acerca de convertirse en irreemplazable como CIO? ¿O CISO? ¿O Gerente de Tecnología? ¿O cualquier otro puesto que puedas tener hoy? Mucho. Muy pronto: jugosos consejos de Scott Adams, totalmente gratis. (Gratis en el sentido de que no le voy a pagar nada a Scott Adams). ¡Nos vemos!

Por qué los proyectos de Cumplimiento de Seguridad sí funcionan

¿Por qué un proyecto de monitorización de infraestructura es tan riesgoso y propenso a fracasar, mientras que uno de cumplimiento de seguridad y regulaciones es, la mayoría de las veces, exitoso? Después de todo, los dos son de monitorización. Sigue leyendo

Steve

Steve Jobs

Escribo esto en un avión, en mi MacBook Air, que me alivia la espalda y me alegra la vista, mientras releo su Stanford speech en mi iPhone. Sí, soy un fanboy. Mi hija menor, de dos años, también: tan fácil, tan natural para ella usar el iPad, esa tableta mágica. Tan llenos los productos Apple de simplicidad y buen gusto.

No estoy triste, porque Steve fue, se encontró en este mundo, no vivió la vida de otra persona. Amó. Creó. Vivió. Nos inspiró a todos, y estará tan por siempre con nosotros.

Descansá en paz, Steve, y gracias. Como decía Facundo: no murió, se adelantó. Como siempre.

Algunos apuntes sobre El techo de cristal

Estado

Comentarios rápidos sobre El techo de cristal, mi post anterior:

Primero, lo escribí algunas semanas atrás para The Rhetorical Journey, donde salió como post invitado (¡gracias, Conor!). Tenés que seguir sí o sí a Conor (@cuchullainn) y suscribirte a su blog.

Segundo, Diana Nyad intentó un tercer cruce justo unos días después de escrito el post, a los 62 años. Tuvo que abandonar después de casi 40 horas de esfuerzo, cien mil brazadas y más de 90 kilómetros nadados, tras haber sido picada varias veces por el animal marino más venenoso conocido (http://bit.ly/r1XYTX). Generalmente una sola picada es suficiente para disuadir a cualquier maratonista, pero Diana está hecha de una manera distinta: nadó 34 horas más después de la primera picadura. Dejó de nadar sólo porque otra más la podría haber matado.

Y, último pero no menos importante, jugué mi primer partido oficial con los Vallvidrera Senglars este domingo pasado. ¿El resultado? Ganamos 4-0. La vida es bella.